Ah!! Fuenta la Lloba, gran sitiu, si señor. Veo que vos presto tanto como a nosotros, tamien podeis entruga-y a Huanho :-). Esti ye l'enllaz al mio post
Esta vez toca una de celebraciones. Como nos encanta la comida japonesa teníamos ganas de probar el único lugar que prepara cocina “auténticamente japonesa” en Asturias según dicen los entendidos en el tema. El sitio merece la pena ya sólo por el emplazamiento privilegiado en el se encuentra, en lo alto del monte (donde se acaba el mundo a la derecha) con unas vistas impresionantes al macizo del Sueve y con el valle de Borines a tus pies. Llegar allí es un autentico regalo después del trayecto en coche por la estrecha caleya llena de curvas que se origina en la carreterina que une L'Infiestu con Colunga. Como estábamos de celebración no nos paramos a sacar muchas fotos, así que el reportaje grafico queda para otra vez ;-)
Una vez que alcanzas a llegar, las sensaciones agradables empiezan cuando atraviesas el pequeño puente de madera sobre el jardín japonés montado allí arriba (de esos de la arena y el rastrillin). Se respira tranquilidad por todas partes y el trato de los que lo llevan es exquisito desde la llegada, lo que hace que te sientas como en casa.
Para meternos más en el ambiente y aumentar la sensación de estar en pleno Japón elegimos el Tatami, situado en la terraza cerrada por una impresionante cristalera sobre el valle.
Después de dejar los zapatos en la entrada nos “acomodamos” (ejem) en el tatami, y enseguida llegó el aperitivo, un caldo ligero con sabor a verduras. Aunque la sopa no es lo mío tengo que reconocer que estaba bastante bueno.
La comida siempre consiste en un menú cerrado con dos platos fijos y otros dos que varían según la temporada. En primer lugar Keiichi, uno de los dueños, nos sirvió el Tofu rebozado (una especie de yogur de soja) con una salsa a base de gengibre y algas aromáticas. Su textura es suave y cremosa, lo que contrastaba con el crujiente del rebozado. Al truchi le pareció un poco soso al principio, pero una vez acostumbrados a los palillos y mezclando bien el tofu con la salsa, estaba perfecto.
Después llegó la carne, era lomo de cerdo con un empanado crujiente por fuera y tierno por dentro y una salsilla de soja muy buena. A continuación trajeron el sushi (semeya 1), hecho a base de gambas, salmón, cangrejo, huevas de trucha y lo más sorprendente, el de tortilla de patata. Venia acompañado de salsa de soja y una pequeña cantidad de salsa verde picante (wasabi) que le da un toque alegre al arroz, pero hay que tener cuidado con no pasarse.
Por ultimo, un “fijo”: las verduras en tempura (harina japonesa especial, muy blanca y fina). Se acompañan de una salsa a base de soja, azúcar y otros muchos ingredientes.
Cuando llego el momento del postre solo quedaba hueco para el helado de té verde, que sorprende porque no tiene un sabor dulce como se podría esperar.
Para acompañar tanto manjar non dejamos recomendar un Enate blanco Chardonnay-234 que estaba de miedo y queda fichado para repetir en otro momento. Todo por 75€ los dos.
Al final, el conjunto de una comida deliciosa y diferente, un marco incomparable y la agradable compañía de Keiichi, persona que transmite serenidad con cada uno de sus movimientos, hacen la experiencia difícil de olvidar y perfecta para una ocasión especial.