Tres de la fuelga de llapiceres en suelu de los dos blogueros estrella d'esta paxina (P.D: ¿con esta intro perdonaisme les deudes de sueldu y la falta de medios?) decidense a sacar un post perbonu en menua sa dua :-)...ay, l'amour!!!
El famoso cocinero anteriormente en el Gallery y en Paladares ha abierto un nuevo local tras un tiempo de inactividad. Sito en la Plaza de San Miguel y con su propio nombre, es un lugar pequeño dividido en dos partes, una entrada preparada en plan tapeo y pasando hacia la parte de atrás está el comedor,un tanto pequeño, en el que solamente hay 9 mesas. Separando las dos zonas se encuentra la bodega, completamente acristalada para que se pueda ver el interior. El local en su totalidad está decorado en un estilo bastante moderno que recuerda mucho al del desaparecido Art Gallery. La pared del fondo del comedor es un gran ventanal que deja ver toda la cocina y la actividad que se realiza dentro de ella, con lo que puedes ver cocinar tu plato en directo desde la mesa. Muy curioso, aunque el día que fuímos estaban más dedicados a la limpieza :-)
Nos sentamos y el trato de los camareros fue en todo momento agradable y cercano, consiguiendo que nos sintiéramos a gusto desde el principio. A la hora de pedir, como no había mucha hambre, decidimos saltarnos los entrantes e irnos directamente a los platos principales a pesar de que había alguna oferta muy tentadora en la carta.
Mientras se preparaban los platos nos trajeron unos panecillos de varios tipos (de pipas, tomate, queso, y alguno más) acompañados de mantequilla casera, dos tipos de aceite de oliva y dos tipos de sal. Resultó un buen aperitivo, la mantequilla estaba estupenda con la sal, sobre todo con la de curry. Yo no le he cogido paladar a esto del aceite así que ahí apenas mojé.
Primero cayó un mero con salsa de alcaparras (semeya un). La ración, de mano, parecía un poco escasa, no obstante el mero estaba espectacular. Absolutamente en su punto, cosa que no parece sencilla de conseguir en un pescado a la plancha, crujientito por fuera y perfecto por dentro: ni pasado ni poco hecho. Espectacular. Para colmo las alcaparras mezclaban de forma ideal con el sabor del pescado y la rica salsa, lo que acababa de de convertirlo en un plato redondo. Finalmente adornando el plato había un crujiente también muy sabroso. Una nota muy alta para este pescado, buen producto y muy bien preparado.
El siguiente plato era un cochinillo confitado (semeya dos). Consistía en un buen trozo de cochinillo asado que lo habían deshuesado y después metido en un molde triangular, con lo que acabó convertido en una especie de pastel como resultado final en el plato. Hay que decir que tenía muy buen sabor pero se les fue un poco la mano con el horno y les quedó excesivamente seco. Eché en falta un bol con un poco de salsa de la cocción para poder irla echando sobre los trozos de cochinillo. Como el sabor era muy bueno, con este añadido hubiese quedado con muy alta nota, pero lo dejamos en un regular.
Adornando este plato dos detalles: unos aros de cebolla no exactamente caramelizada sino "azucarada", no sabría describir la técnica utilizada (tampoco lo pregunté) pero estaba muy buena. El segundo era un caramelo de aceite. En la foto es esa "caña" que se ve en primer plano sobre la zanahoria, y que está hecha con el mismo caramelo. La base del caramelo era una bolita que, curiosamente, al derretirse dejaba salir un poco de aceite de su interior, un aceite de sabor muy suave con lo que apenas se notaba por encima del caramelo aunque daba una sensación táctil de "suavidad" en la boca. Realmente sorprendente.
Como nota negativa al servicio ya que estamos en un sitio que, por precio, está en la parte cara del espectro de restaurantes, mencionar que pedimos ambos platos para compartir pero no nos lo emplataron individualmente como sí hemos visto en otros sitios de similar categoría. Esto no quita el excelente trato personal y en atenciones del resto de la comida, como por ejemplo que Alejandro en persona nos sacase un segundo caramelo de aceite para que lo pudiésemos probar los dos.
Hora del postre. Espuma de chocolate blanco con helado de mango y fondo de limón. Absolutamente delicioso. Para relamerse hasta dejar brillante la copa. Creo que no hay que decir mucho más (semeya tres).
En cuanto al vino hay una extensa carta de vinos presentada en formato libro de anillas con un vino en cada página. Se dan muchos detalles de cada vino, pero se hace quizá un poco largo de mirar. Probamos un Sotorrondero 2008, de la D.O. Méntrida, con uva Syrah y Garnacha. Estaba bastante bueno, en la línea de otros Syrah que habíamos probado ya que es una uva que nos encanta particularmente por su aroma algo más afrutado y su sabor algo más dulzón que otros vinos.
La "dolorosa" salió por 84€. Cada plato eran unos 26€, el postre 6€ y el vino unos 23€. En resumen una muy buena cena en un sitio diferente que no hay que dejar de probar. Si vais a ir de fin de semana es mejor reservar con bastante antelación, sino las 9 mesas se completan enseguida