Camin Real de Selores (Selores - Cantabria) por Pululanta

Chicos, si quereis triunfar con vuestras churris no os podeis perder este post :-).

Estábamos de celebración y decidimos pasar unos días por la vecina Cantabria. A escasos 30 km de San Vicente y Comillas y en pleno Valle de Cabuérniga encontramos el Hotel Camino Real De Selores. Ya sólo por el paisaje merece la pena pasar unos días por la zona, es un enclave privilegiado, un valle verde, soleado y lleno de casonas solariegas perfectamente conservadas y decoradas hasta el último detalle. En este paraíso se encuentra el hotel, se trata de un palacio solariego y un conjunto de casitas de alrededor todas perfectamente preparadas como alojamiento rural. Se puede elegir entre habitaciones “normales” dentro del palacio principal y “suites”, que son pequeñas casitas independientes con salón y baño abajo y la habitación en el piso de arriba. Son todas distintas y cada una de ellas esta decorada en un estilo diferente pero con mucho gusto, mezclando objetos antiguos con nuevos y creando un ambiente muy acogedor y romántico (sin ser para nada hortera), a capricho del dueño del lugar que es un afamado decorador.

El primer día decidimos quedarnos en el hotel y cenar en su Restaurante “Las Cuadras”. Por supuesto se trata de las caballerizas del palacio reconvertidas en comedor, decoradas con mil objetos antiguos de madera rescatados de la cuadra original mezclados con cortinajes, vidrieras de colores, obras de arte, lámparas de cristal y pintura de colores vivos. Todo ello respetando la estructura de vigas y portones de madera originales, con un resultado que sorprendente y con mucho encanto.

Pero vamos con la comida. Nos decidimos en primer lugar por las láminas de bacalao con gelatina de ali-oli, crujiente de cecina y muselina de olivas. Una perfecta mezcla de lascas de bacalao, en su punto de sal, con una salsa ali-oli de textura gelatinosa muy bien conseguida, todo ello sobre una capa de ensalada fresca. Muy buena combinación, sí señor.



En segundo lugar yo me decidí por las manitas de cerdo deshuesadas, crema de hongos y salsa de su guiso. Estaban perfectas, con el interior tierno y su exterior crujiente, jugosas, con su sabor a asado perfectamente conseguido: un plato redondo.



Por el otro lado pidieron un lomo de venado con crema de castañas y salsa de pasas. Yo lo he intentado varias veces con la caza, pero no es un sabor que consiga convencerme y aquí pasó lo mismo, tiene un regustín fuerte que me resulta desagradable. Pero enfrente dijeron que estaba perfecto, tierno por dentro y con el sabor intenso de la caza perfectamente conseguido. El puré de castañas acompañante estaba de miedo, eso sí. Esta vez no hubo hueco para los postres (tampoco es que seamos muy llambiones) así que habitualmente nos lo acabamos saltando.



Todo ello regado con un crianza de la Tierra de Castilla y León: Abadía Retuerta 2004, un excelente tinto que para mí no tiene nada que envidiar a un Ribera, pero de precio más asequible. En total la cena salió por 83 euros, cantidad bastante ajustada por la excelente calidad y preparación de los platos, que resultaron suficientemente abundantes por si en las fotos no da esa sensación.

En conclusión: la sorpresa resultó redonda. Solemos desconfiar de los restaurantes “de hotel”, sobre todo esos tan bien decorados, en general suelen descuidar un poco la parte

gastronómica, pero en esta caso salimos encantados de la mezcla de excelente atención por parte del personal , ambiente romántico y acogedor y deliciosos platos ¿se puede pedir más?.