O Barazal (O Carballiño-Ourense) por Bond

Otru correponsal, si ye que vivo como Dios...creo qu'agora solo me falta ser xefe pa vivir meyor :-)

El pasado fin de semana estuvimos MoniPeni, yo y el nenu por la zona
de Orense y, más concretamente, cerca de Carballiño. Como no teníamos
referencias fartonas respecto a la zona :) nos dejamos guiar por "la
campsa" que nos recomendaba acercarnos al restaurante O Barazal. Es
muy fácil de encontrar porque está en la carretera de Orense a
Pontevedra (la vieya), en el km 21 y a unos 5 km de Carballiño.
Llegamos al restaurante un sábado bastante temprano, hacia las 13:30,
por lo que aún no había nadie comiendo y pudimos elegir mesa. Sin
preguntar si queríamos fumar nos llevaron al comedor de no fumadores,
posiblemente influenciados por la presencia del nenu. En este caso
acertaron porque somos de los papis que suelen buscar zonas sin humo
cuando comemos con los peques. El comedor es amplio y con techos
altos. Hay una zona especialmente llamativa de unas diez mesas que
está rodeada de tres ventanales, así que allí sentamos nuestros
reales, al lado de una ventanita. La mesa es amplia y las sillas
cómodas; servilletas de tela, bonita loza de Sargadelos y copas Spiegelau.

El aperitivo de la casa no fue nada del otro mundo, así que vamos al grano.
De primero pedimos una ración de navajas de la ría (20 euros). Muy buen producto y con un sabor intenso. Estaban preparadas
de forma tradicional y sencilla, con pelín de aceite y ajo, y
acompañadas de trocinos de limón. La ración era pantagruélica, por
curiosidad me puse a contar y nos habían puesto ¡27 navajas! Además el
tamaño de las criaturitas era bastante más grande que la media. Por
achacarles algo, habrá que decir que las navajas estaban un pelín
frías.

De segundo a MoniPeni le apetecía el arroz con lubrigante y, como
había que pedir al menos dos raciones, yo también me apunté (25 euros por cabeza). Sospechábamos que el "lubrigante" sería un
bugre, lo que luego se confirmó, aunque era un bugre bastante
crecidito. Como me encanta el arroz, siempre me gusta el momento en
que traen a la mesa la paella o, como en este caso, cazuela con el
arrocín y los bichitos, empiezo a salivar :) El camarero deja la
cazuela sobre la mesa y no nos sirve el arroz en el plato pero no hay
problema alguno en servirse cada uno: el lubrigante viene ya
troceadín. El arroz, redondo, está rico pero con un sabor algo más
fuerte a lo que estoy acostumbrado. Al principio pienso que está
pasado de sal, pero no, quizá sea un poco de pimentón.... no sé.... En
cualquier caso está rico, caldosín. En cuanto al bugre, ya había dicho
que ye un ejemplar bastante grande, la experta dice que está muy rico
y yo coincido: fresco y jugosín. A resaltar esto último porque hay
veces en que al hacer el marisco con el arroz, los bichitos quedan
secos, en este caso estaba muy jugoso. Damos buena cuenta del arroz y
acabamos la cazuela entera, lo que no suele pasar en otros sitios:
está claro que estaba rico, pero también que la ración era menos
generosa que en otros restaurantes. Eso sí, vamos hacia el postre y
todavía no he tocado el pan, ¡buena señal!

Con las manos llenitas de bugre pedimos ayuda al camarero y, en lugar
de las típicas toallitas con olor a limón, nos trae sobrecitos de
"desinfectante instantáneo". De buenas a primeras no me gustó mucho
porque nunca lo había visto, pero la verdad es que es cómodo y
efectivo. Se trata de un gel que se frota en las manos y que
desaparece en un plisplas, dejando las manos limpitas.
De postre me pedí unas filloas con chocolate y por el otro lado de la
mesa... se rindieron y pasaron al café :) Las filloas no estaban
mal, correctas, pero en ese momento yo ya estaba fartuco, puedo ser
injusto.

Nos acompañó una botella pequeña de Viña Mein (Ribeiro). Un vino
alegre, como muchos blancos gallegos, me gustó.

El servicio fue muy atento. Se equivocaron con la sopa de fideos del
nenu pero enseguida lo retiraron, pidiendo perdón y trayendo enseguida
el recambio. Al acabar la comida un camarero le dió a Javi un peluche
con forma de elefantito por "comérselo todo y ser muy bueno". Me
encantó el detalle, sí señor.
Pedí la dolorosa esperando el pinchazo y cuando llega... 44,25 euros
por persona (adulta, no estoy teniendo en cuenta lo que se comió el
peque, claro). No me parece mucho dinero para la calidad del producto,
la cantidad y lo a gusto que nos quedamos. Recomendable, sí señor.