Esta vez mi churri me llevó a un
restaurante del que ella había oído hablar muy bien pero que yo no
conocía. Se trata del Casa Maravilla, muy cerca del Cabo Peñas. La casa
que aloja este restaurante se encuentra al mismo borde del acantilado,
ofreciendo una extasiante vista de la costa occidental asturiana. Una
preciosidad. Es una pena que a estas alturas de temporada ya tuvieran
recogida la terraza, habría sido el sitio perfecto para tomar el cafetín
de después de comer disfrutando de ese marco incomparable.
El restaurante en sí no es muy grande, apenas 8-10 mesas, y
está decorado en maderas claras, lo que le da un ambiente relajado y
elegante. Enseguida vino el dueño, muy agradable, que nos dió una
atención exquisita en todo momento.
La carta es bastante corta, ya que han optado por
asegurar un producto de calidad. Sólo se puede elegir entre tres tipos
de pescado, otros tres de marisco y no ofrecen carne, pero sí algún
plato de arroz con muy buena pinta que probaremos seguro en la próxima
ocasión ya que es un referente de la casa. En cuanto a los vinos, se
agradece la variedad de una carta que huye de los clásicos
sota-caballo-rey y apuesta por marcas no tan conocidas. A destacar
alguna referencia extranjera, cosa rara de ver.
Y pasamos a la comida. Para empezar elegimos la piruleta de
langostinos y bacon. A pesar de lo atrayente del nombre resultó la
brocheta de toda la vida. LLevaba un langostino a la plancha delicioso,
perfectamente en su punto, acompañado por unos tomatitos asados y una
cebolleta con un puntín de caramelizada pero conservando el sabor a
cebolla. Muy buena presentación. Y además nos emplataron las brochetas
individualmente, detalle de atención y calidad que se repitió en los
siguientes platos.
A continuación nos lanzamos a por el bugre a la plancha. Muy
bien preparado en cuanto al punto, pero creo que les quedó un pelín
soso, aunque quizás no sea objetivo dado que me suelen gustar las cosas
tirando a saladas, sobre todo si se preparan a la plancha. Disfruté
bastante del bugre, a pesar de que no soy muy aficcionado al marisco ni a
escarbar para sacar los pequeños trozos de carne.
Como es habitual en nosotros, no dejamos sitio para el postre. Como acopañamiento disfrutamos de un cava Recaredo (23€) , fino y refrescante. La cuenta final con cafés salió por 98€. Quedamos muy contentos, seguro que volvemos pronto.
- Piruleta de langostinos y bacon 4,5/5
- Bogavante a la plancha 4/5
9 comentarios:
Perbona pinta, anque esi bugre véolu un plizcu piquiñucu. Por ciertu que yo tamién tiro a salao n'eses coses.
Sí que paez piquiñín ..., anque si dices que ye bona ración, habrá que tenelo en cuenta que paez perbon sitiu.
Un sitio con encanto, tanto por lo que comes como por lo que ves. Agradable.
En xeneral parecen piquiñines toles raciones, pero como nun son de xintar poco a lo meyor son les semeyes :-).
Lo de les vistes ye una cosa valoratible...siempre :-)
El Bogavante sí es un poco pequeño porque lo pedimos así. Pululante no es muy fan de estos bichos y me lo iba a comer yo casi todo :-D, así que lo pedí pequeño para no tener que renunciar a ninguno de los otros platos.
El resto de raciones son mayores de lo que parece en las fotos, aunque recordad que tanto la brocheta como el virrey son sólo media racion en cada plato, ya que pedimos una ración individual y la emplataron por separado.
Compartiendo todos los platos salimos de allí "llenos" pero no "rodando" que era lo que buscábamos :-)
Veo que tienen ya carta. La última vez que estuve era cantada...
Calla, ho!! Toni, eso ye perprestosu, si tienen bona voz XDDD, ye como dir al Blancu Satén pero más lloñe :-)
La carta de vinos llama la atención porque la hija del dueño es Leticia Alvarez conocida sumiller y en su momento Nariz de oro regional, aparte de muy buena gente. Todo hay que decirlo,
Saludos,
Carlos,
Gaiteru, gracies per afayate per esti sitiu
Ta prestoso que s'afaye xente nuevo.
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