Había oído hablar alguna vez, y
muy bien, del restaurante
El Ermitaño que se encuentra a las afueras de Benavente, justo al otro lado
de la autopista A6. Hasta nuestros más exigentes amigos nos los habían
recomendado así que aprovechamos un viaje en el que Benavente nos pillaba de
paso para entrar a probarlo. El polígono industrial que hay que cruzar para
llegar hasta allí no os debe desanimar, enseguida se entra en una amplia finca
con parking dentro y jardines que nos llevan hasta un caserón en piedra .Nada
más llegar llama la atención la pequeña capilla del antiguo palacio que a veces
usan para bodas y donde también se puede comer. El edificio principal tiene
tres pisos que albergan varios salones decorados elegantemente y en sintonía
con el edificio. Primera impresión muy positiva.
En esta ocasión éramos 2 parejas. Como íbamos sin reserva tuvimos que esperar un rato a que nos diesen una mesa, a pesar de que había varias mesas vacías. Había un ejército de camareros pero por lo visto solo la maitre podía acompañar a la gente a las mesas, con lo que nos hicieron esperar un poco más de la cuenta mientras ella colocaba los distintos grupos de gente en los lejanos salones.
En esta ocasión éramos 2 parejas. Como íbamos sin reserva tuvimos que esperar un rato a que nos diesen una mesa, a pesar de que había varias mesas vacías. Había un ejército de camareros pero por lo visto solo la maitre podía acompañar a la gente a las mesas, con lo que nos hicieron esperar un poco más de la cuenta mientras ella colocaba los distintos grupos de gente en los lejanos salones.
Al sitio le viene la fama sobre
todo por su lechazo. Puesto que una buena paletilla iba a caer fijo, miramos la
extensa carta para completar el menú y nos relamimos con cada plato que allí
se describía. Con el consejo del camarero elegimos varias raciones para
compartir y así probar lo máximo posible sin pasarnos mucho en la cantidad...
menos mal porque me lo hubiese pedido todo :-).
Empezamos con "el hígado
de pato tostado con dulce de vino tinto de Toro y uvas pasas". Una apuesta
segura si el foie es bueno y en esta ocasión sin duda lo era. El sabor dulzón
del vino y las pasas realzaban un foie excelentemente preparado, para
relamerse. 4,5/5
A continuación vinieron "los garbanzos con callos de
ternera guisados y tallarines de calamar al aceite de oliva". Riquísimos
es decir poco. Los garbanzos (zamoranos, de Fermoselle) y especialmente el
caldo eran sabrosísimos. Apetecía seguir comiendo sin parar. 4,5/5
Seguimos con "la presa ibérica al humo del sarmiento
con rebozuelos, puerro joven, panceta y prieto picudo". Nunca había comido
una presa tan tan suave, incluso estando muy poco hecha estaba tan buena como
cualquier solomillo. La mejor que hemos probado sin duda. 5/5.
Y finalmente llegó la estrella
de la casa, "el lechazo asado al horno de leña con patatas asadas al
ajo-aceite y pimentón". Solo dejamos los huesos así que no hay duda de lo
bueno que estaba. Se lleva un 4,5/5 y no el 5 porque nos queda el recuerdo de
un lechazo aun más magnífico si cabe que comimos en el asador Casa Román en el
precioso pueblo de Sepúlveda.**
De nuevo dejándonos aconsejar
por el camarero, acompañamos el festín con un vino de Toro de la casa. Resultó
un Toro de los "de antes", es decir, más bien fuerte tirando a
peleón. Al menos fue barato pero nos quedamos con la moraleja para la siguente:
merece la pena gastarse algo más en un vino mejor.
Quedaba sitio para un postre a
compartir y pedimos "Naranja, Sanguina, Mandarina, Té y Especias".
Una refrescante y sorprendente mezcla de sabores de fruta con té, ideal para
aligerar la comilona. Por poner un defecto al sitio, la espera entre los platos
y el postre fue tan inexplicblemente larga que casi se nos hizo insufrible. Es
una pena que estos pequeños detalles resten puntos a la buena imagen global.
Para tomar el café nos
ofrecieron subir al último piso, una especie de desván abuhardillado muy
acogedor. Un sitio con sofás donde relajarse tras la magnífica comida y dotado
de de una barra de la que iban saliendo gin-tonics sin parar. Tenían muy buena
pinta pero había que conducir así que los dejamos para otra ocasión.
No recuerdo exactamente por cuánto salió la cuenta,
pero fueron entre 20 y 25€ por cabeza. Me pareció una auténtica ganga y gran
RCP. También hay que decir que pedimos los platos a compartir (5 platos,
incluyendo 2 raciones de lechazo). En resumen un gran sitio al que no dudaremos
en volver. Totalmente recomendable y con merecidísima fama.**Nota del Editor: voi quita-vos el sueldu pero d'arreu, de la estrella la casa,¡¡ nun hai semeya!!! imperdonable :-)
5 comentarios:
Todo un clásico que se mantiene y que mantiene sus costumbres (incluso las no tan buenas, como esas esperas). Pero al final comes bien y a buen precio, es una apuesta bastante segura en ruta, lo que no es fácil.
Coincido contigo Xurde. Equí prebe hai milenta d'años una ensalada con flores por primera vegada. Coses que te van guiando al bon camín :-)!!
Hace años que no voy pero me da la impresión que tuvo mejores épocas.
Como anécdota mencionar que vimos allí al gran Fernando Esteso :-)
Pintaza. Me lo apunto!
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